Cuando guardamos un alimento preparado o sobras de comida lo habitual es cubrir los recipientes con plástico film o con papel de aluminio, aunque lo más recomendable es emplear recipientes con tapa hermética. Sin embargo, no he podido evitar interesarme por una alternativa diferente, cubiertas de tela justables y reutilizables.
Quizá sea el aspecto rústico y la sensación hogareña que transmiten estos tejidos, pero me gusta mucho el aspecto que adquieren los platos tapados con estas telas. Me gusta recuperar materiales tradicionales en casa, especialmente en la cocina, donde cada vez recurrimos más a los plásticos para los diferentes utensilios.
Estas telas se venden en un conjunto de cinco tamaños diferentes, todas equipadas con un elástico situado alrededor del contorno de los bordes, que facilita un ajuste perfecto. La idea es similar a la de los gorros de ducha, pero con material textil. Están realizadas empleando algodón y lino de calidad con una doble capa que refuerza la protección.
Como advierten desde la tienda, aunque es un tejido de algodón con alto conteo de hilos, está claro que nunca proporcionará una protección totalmente hermética. Por ello no se recomienda para guardar durante varios días alimentos o comidas susceptibles de estropearse, pero sí es práctico para periodos cortos de tiempo. Por ejemplo, para masas que deban reposar o alimentos que hayamos preparado con antelación.
A mí me parecen especialmente prácticas para proteger ingredientes y alimentos que tengamos sobre la superficie de trabajo en el proceso de elaboración de una receta, o para conservar mejor platos cocinados en una mesa al aire libre. Ahora que tenemos el verano a la vuelta de la esquina, es habitual organizar comidas y barbacoas en el exterior, dejando muchos alimentos a merced de los insectos o de la luz directa.
El conjunto de cinco telas de algodón se pueden comprar online a un precio de unos 42€ al cambio. Están realizadas con lino ruso sin blanquear procedente de cultivos sostenibles, y algodón americano ecológico. Qué pena no haber heredado la maña que tenía mi abuela con las telas, porque me encantaría poder hacer una versión casera.
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