Restaurante Los Mellizos en Carbonero el Mayor

No sé si os pasa lo mismo, me imagino que sí. Ante determinadas fechas se suelen repetir lugares o incluso comidas. En nuestro caso desde hace algunos años en Semana Santa repetimos lugar y comida. El sitio es Carbonero el Mayor (Segovia) y la comida, lechazo asado. El restaurante elegido esta vez fue Los Mellizos.

El restaurante está en el centro de Carbonero el Mayor, de la zona de Segovia puede decirse que es el pueblo más importante. Y en todos sus restaurantes pueden comerse unas carnes fabulosas, en especial el buey y el lechazo.

No esperemos un restaurante con un protocolo de servicio con muchos pasos, aquí lo importante es ir a comer en familia o amigos y disfrutar de la materia prima. Ahora bien, los camareros son muy amables y sobre todo rápidos. Lo cúal se agradece y mucho.

Así las cosas es conveniente reservar los lechazos, así como la mesa. Pero si no queréis comer lechazo tienen una carta muy amplia de carnes y pescados, además de otro tipo de platos. Pero como os he dicho la tradición es la tradición, asi que nosotros fuimos a lo fijo, a por unos lechazos bien buenos.

La forma de asar los lechazos es en cazuela de barro en horno de piedra. Y solo se pone un poco de agua al fondo de la cazuela para evitar que se seque los lechazos. Dicho esto hay que decir que un lechazo está bien hecho cuando la carne se despega con facilidad del hueso y sobre todo sin que haga falta tostar demasiado la carne o piel. Asi que lo mejor es cocerlo lentamente. Y así es como están hechos estos lechazos.

Y siento el desbarajuste pero aunque los lechazos fueron el principal, no fue lo único que comimos. De primero pedimos unos aperitivos, primero, mientras esperábamos al resto del grupo nos pedimos unos berberechos al vapor, bastante hermosos, todo hay que decirlo. Solo comí unos mejores que compre en Pescaderías Coruñesas para está Nochevieja.

Para continuar una ración de entremeses de la casa. Tenían un poco de todo, gambas, embutido, unas tapitas de salmón ahumado y anchoas. Buen entrante. Comida abundante.

Después de los lechazos todavía había sitio para el postre. Pedimos unos variados para compartir, aunque seguro que el que más triunfo fue una tarta de dos chocolates. El resto, muy ricos también, fueron unas trufas de chocolate blanco y un crêpe relleno de chocolate.

En conclusión, un precio medio acorde con el tipo de comida, buen servicio, lugar acogedor y solo una recomendación. Buena compañía para comer algo tan tradicional como un buen lechazo.