Abastos 2.0 en Santiago de Compostela

Las prisas, que malas son las prisas, ¿no os parece? Lo digo por mi, tener dos horas para visitar una ciudad como Santiago de Compostela, tanto que ver, tanta gastronomía gallega de la que disfrutar y no saber por donde empezar. Así que la cosa era clara, visita obligada a Abastos 2.0, además de pasar por la Plaza do Obradoiro.

Y es que los que nos movemos más por la barriga que por las catedrales o museos es lo que tiene. Y si os pasa como a mí, que tenéis muy poco tiempo y lo aprovecháis para pasar por este, llamémoslo gastrobar de mercado, seguro que no os arrepentiréis.

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Abastos 2.0, visita obligada en Santiago de Compostela

Para ir a Abastos 2.0 hay que ir necesariamente al mercado de Abastos de Santiago de Compostela. Y sí, las prisas, malditas las prisas una vez más. Mi viaje se centró en un 24 horas, 20 de las cuales las pasé en Vigo y encima me olvidé la cámara de fotos en casa, en Madrid. Así que imposible hacer fotos de calidad del mercado, que ya me hubiese gustado.

Es un mercado con pequeños puestos, muy pequeños, el edificio de piedra, con varios pasillos, y alimentos gallegos de primera a un lado y a otro, carnes, pescados, verduras, panes, etc. Los puestos, además, en su mayoría están atendidos por mujeres de avanzada edad, cosa que choca un poco. Un ambiente de primera para quien le guste hacer turismo gastronómico y visitar mercados.

El propio bar de mercado está situado en varios de los puestos del mercado, en uno de sus laterales. Por lo que encontraréis un local alargado que aprovecha muy bien el espacio, tanto de cocina como para las consumiciones. Una de las formas es aprovechar calle para colocar sillas, y las ventanas del local como mini barras desde las que te atiende el camarero. Bueno, además de un pequeño espacio dentro del mismo.

Esto de bar o gastrobar de mercado le viene al pelo, porque eso es lo que precisamente cocinan, producto de mercado. Tienen una pequeña lista de platos que suelen cambiar por temporadas o incluso por días, en función del producto que haya en el propio mercado. Y por supuesto, el cuidado a la materia prima gallega es lo primero, incluido (y esto es una curiosidad) en la bebida.

Si vas y pides una Coca Cola, nombre de la marca que todos utilizamos para referirnos a una bebida de cola, como podemos utilizar pan de Bimbo para referirnos al pan de molde o “papel Albal” para hablar de los rollos de aluminio para la cocina, ellos te explicarán que tienen Galicola, un refresco de cola gallego. Que por cierto, empalaga mucho menos que la coca cola.

En cuanto a platos, como os he dicho lo que hay es mucho mimo al producto. Lo primero fueron unos mejillones en escabeche con migas de kikos que trajeron junto con la bebida.

Además, pedí un par de navajas que hacen al vapor y después pintan con el propio caldo al que añaden xantana y rallan un poco de limón por encima. Algo muy diferente a las tradicionales navajas hechas a la plancha.

Continué por unos berberechos express que están abiertos con el vapor de una cafetera durante unos segundos únicamente como homenaje a los pescadores gallegos. Así, sin que nos oiga nadie … (¡Qué pedazo de berberechos!, lo siento, tenía que decirlo).

Y para terminar, el tiempo de irme al aeropuerto estaba muy próximo, pedí un salmonete con calabacín. El salmonete lo envasan al vacio y lo cocinan, después lo pasan por la plancha. Y los calabacines, cortados como si fuesen noodles, cocidos al vapor. Todo regado con una salsa elaborada con las espinas y cabezas del salmonete.

Solo cuatro muestras de la oferta gastronómica que nos ofrecen. Para mi fue suficiente para comer y solo con una cuenta de 16,20 euros a pagar. Además, y algo que no debe pasar desapercibido, una atención realmente buena.