Uno de mis postres preferidos es la tarta de manzana, y como existen tantas versiones, tal como sucede con las de queso, no me resisto a probar todas las recetas que encuentro. En este caso esta receta se la vi a Webos Fritos hace bastante tiempo, pero se había quedado grabada en mi memoria y por fin llegó el día de elaborarla.
Para esta receta vamos a utilizar compota de manzana casera para que así hagáis el proceso completo de principio a fin. Es verdad que se puede utilizar compota y hojaldre comprado, pero como lo casero no hay nada, ya sabéis. El resultado es una tarta finísima y crujiente que es un vicio.
Calentamos el horno a 190ºC calor arriba abajo sin aire. Sobre una bandeja de horno sin borde, tipo a la de las galletas, colocamos papel de horno, sobre éste la lámina de hojaldre. La pincelamos con la mantequilla derretida tibia y espolvoreamos con un poco de azúcar.
Colocamos encima otra bandeja y giramos, damos la vuelta al hojaldre, de modo que ahora la parte pincelada y azucarada haga de base. En la parte superior colocamos la compota de manzana, llegando casi hasta el borde, y sobre ella rodajas de manzana muy finas, de forma ordenada y bonita.
Pincelamos con mantequilla, espolvoreamos con azúcar. Ponemos sobre la tarta una rejilla, otra bandeja o peso plano, para evitar que el hojaldre suba y horneamos durante unos 35 minutos, más o menos, hasta que veamos que está ligeramente dorado.
Un poco antes de terminar el tiempo de horneado retiramos la bandeja superior y dejamos que la tarta se dore. Sacamos del horno y barnizamos con gelatina de manzana o mermelada de albaricoque. Servimos inmediatamente.
Con qué acompañar la tarta de manzana fina y crujiente
Esta tarta de manzana fina y crujiente debe tomarse templada, caso recién sacada del horno. Se puede tomar sola o con un poco de helado de vainilla, contrastando en sabor y temperatura, haciendo un postre, que os aseguro, queda espectacular.
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