Botijos contra el cambio climático

Muchos recordaréis que años atrás el botijo era indispensable en los hogares para poder disfrutar del agua (u otras bebidas) bien fresquitas. Ahora vamos a lo cómodo y también práctico, lo normal en muchas casas es comprar botellas de agua, o garrafas para rellenarlas y conservarlas en el frigorífico para poder disfrutar de la bebida más natural a la temperatura que el verano nos pide.

En casa tenemos un frigorífico que cuenta con una pequeña puertecita para acceder a las botellas, lo que evita la apertura de la puerta del frigorífico y la pérdida de las frigorías, así como el consecuente gasto de energía. Pero otra opción más “sana” que nos propone la Fundació Terra en colaboración con el Museu del Cantir (botijo) de Argentona (Barcelona) para ahorrar energía eléctrica, es volver a utilizar el botijo. El primer paso de la campaña “Botijos contra el cambio climático” ha sido regalar al presidente del Gobierno un botijo en el día de hoy, cuando en el Consejo de Ministros se trataba el cambio climático.

El botijo es un recurso que ahorra energía, aunque ahora forma parte de la historia y nuestra cultura. Un buen botijo está hecho de arcilla cocida con una mezcla que conserva su porosidad, esto permite la exudación, e igual que nuestra piel, refrigera desde el interior, en este caso, el agua. Por cada gramo de agua que se evapora, se pierden 500 calorías del agua del botijo. Otro punto a favor que nos plasman es que la temperatura del agua es más adecuada que la extremadamente fría, que daña la garganta.

Esta campaña nos propone además el método ideal para disponer el botijo en nuestra casa y no tener que soportar su peso cada vez que vayamos a beber agua. Os lo mostramos en las siguientes imágenes.