¿Por qué hay comidas que nos dan asco?

¿Por qué hay comidas que nos dan asco?
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Nos encanta cocinar y nos encanta comer, pero sin embargo, no nos gustan todos los alimentos por igual. Incluso desde pequeños, ya hay algunos alimentos que rechazamos y otros que nos atraen más. Por ese motivo queremos saber: ¿por qué hay comidas que nos dan asco?

Hay alimentos que rechazamos por su sabor, otros por su textura y otros quizás por razones indeterminadas o que nosotros mismos no sabríamos explicar. En general el rechazo a un alimento está asociado más a cuestiones y mecanismos mentales que gustativos, y por alguna razón, nos desagradan, nos dan asco o incluso nos producen ganas de vomitar.

¿Qué factores producen el rechazo de un alimento?

Existen muchísimos factores que pueden desencadenar el rechazo a un determinado producto. Todos ellos nos llegan al cerebro a través de los sentidos por lo que influye tanto el color y aspecto del alimento que nos llega por la vista; su textura que nos llega por el tacto en la boca; su olor y aromas que nos llegan a través del olfato y también por supuesto su sabor que detectaremos a través del sentido del gusto.

Asco Colifrlor

También intervienen otros factores relacionados con la memoria, con una sensación que nos produce la ingesta de algún alimento, que nos hace revivir otro momento donde dicho ingrediente nos resultó desagradable, de forma que vuelven a desencadenar el rechazo.

Es importante considerar el tema de la educación y la costumbre, los factores culturales. Quienes se han criado en el campo y han convivido con el ganado están acostumbrados a sus olores y sabores desde pequeños y su paladar se ha ido educando a comer dichos alimentos.

De la misma forma, quienes viven en zonas pesqueras suelen haberse acostumbrado a comer pescado desde bien pequeños, por lo que en general no rechazarán el pescado como otros niños que no tienen costumbre de tomarlo tan a menudo.

Por tanto, también los factores de educación, ambiente familiar y la costumbre o tradición hacen que determinados alimentos nos resulten familiares y nos atraigan, mientras que otros que no conocemos o no tenemos tradición o costumbre de comer nos puedan parecer desagradables.

Asco Hierbas

Finalmente, también pueden existir factores de tipo genético que nos hacen propensos a disfrutar o rechazar algunos alimentos. Como ejemplo el jengibre encurtido de la cocina japonesa o el cilantro fresco de la cocina portuguesa, sudamericana o asiática que para muchas personas son deliciosos y para otras personas son algo que perciben como si fuera jabón o colonia, resultándoles desagradable.

Como todo factor genético, hay un gran componente hereditario por lo que si las madres comen de todo, es fácil que los niños sean buenos comedores ya que desde que se estaban formando ya se acostumbraban -a través de la madre- a comer todo tipo de alimentos. Si además desde el nacimiento ven comer determinados productos con naturalidad, también tendrán gusto y curiosidad por probarlos, y no rechazarán alimentos ni les desencadenarán el asco.

¿Por qué hay comidas que nos dan asco y qué hacer en ese caso?

En general el asco es un mecanismo de defensa. Si comemos algo que está en mal estado, nuestro cuerpo intenta expulsarlo antes de que nos envenene o nos haga daño y por eso es normal que se produzcan arcadas, para intentar desalojar el alimento en mal estado de nuestro interior.

La memoria, como decíamos antes es muy importante ya que si un alimento nos sentó mal en su día o nos "empachamos" al comerlo en exceso, es posible que hayan creado un recuerdo negativo que se asocia a ese alimento y ahora, incluso solo con nombrarlo, nos haga sentir de nuevo las náuseas.

Lo primero, en caso de que el alimento esté en buen estado, esté bien elaborado y le gusta a todo el mundo menos a alguien a quien le provoca asco, es tranquilizarse. No hay que agobiar ni presionar a nadie para que se acostumbre a un sabor o para que lo coma venciendo las arcadas o tapándose la nariz.

Asco Verdura

Lo mejor es probar a integrar ese ingrediente en platos en los que hay otros ingredientes que sí le gustan. Por ejemplo, mi hijo comenzó a comer más verduras gracias a los salteados, los woks y los platos de pasta en los que integraba la verdura muy picada y le encantó en muy poco tiempo.

También hay que hablar y razonar las cosas. Si por poner un ejemplo, no te gustan los platos de casquería, puede ser por razones concretas relativas a su aspecto, olor, textura o sabor. Pero también pueden ser rechazos sin motivo, sin siquiera haberlo probado.

En esos casos, puede vencerse el rechazo si uno quiere, si se anima a probar con mente positiva y sin prisas. A mí mismo me pasó con los callos, que de niño no podía ni ver y ahora me encantan. Fue un proceso que comenzó con trocitos de pan untado en la salsa, alguna tajadita de chorizo o jamón y poco a poco, probar las piezas de morro, pata, tripa, etc, hasta disfrutarlo.

Callos

Es importante recordar que, para no producir carencias de tipo alimentario, si hay un tipo o grupo de alimentos importante en el plano nutricional que no podemos tomar porque lo rechazamos o nos produce asco, lo que debemos hacer es sustituirlo por un alimento similar o equivalente.

Finalmente, recordar que el médico es el único especialista

No debemos terminar esta reflexión sin recordar que muchos de los rechazos a los alimentos pueden tener causas médicas. Hace años, los celíacos o personas con intolerancia al gluten y de modo similar las personas que padecen intolerancia a la lactosa, cuando no sabían que tenían esta enfermedad, notaban los síntomas de gases, vómitos y otras malas sensaciones físicas, sin saber que todo ello podía deberse a esas intolerancias.

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Si te sientes mal al tomar determinados alimentos, no debes forzar a tu cuerpo a admitirlos, hasta saber primero si tienes algún problema de los reseñados u otro tipo de problemas del aparato digestivo que podrían desencadenar tu malestar. Si descartas ese tipo de causas y descubres que no hay razones médicas para sentir asco por determinados alimentos, ya será cuestión de ir probando, ir educando el paladar y el cerebro para eliminar rechazos no justificados.

Con todo esto, una vez que hemos analizado ¿por qué hay comidas que nos dan asco?, si alguien rechaza un alimento y queremos conseguir que le guste el mejor consejo es conseguirlo con paciencia y respeto sin forzar, ni chantajear, sin presionar a comerlo ni obligar de ninguna manera, porque además no son sistemas efectivos.

Imagen | Seattle Archives
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